PENSAMIENTO POLÍTICO DE DON JOSÉ DE SAN MARTÍN Y
SIMÓN BOLÍVAR
Según las consideraciones de Manfred Kossok, el periodo de la independencia pasó por dos momentos bastante bien definidos. Por un lado, la etapa temprana donde se formaron las Juntas de Gobierno en Hispanoamérica y se promovieron proyectos regionales. La etapa tardía, por otro lado, en la que se basaron las autonomías regionales en busca de un proyecto de carácter continental. Aquí es donde encajan las campañas de San Martín y Bolívar. Por lo tanto para consolidar la independencia era necesario pasar por un proceso de maduración.
El tiempo de
San Martín y Bolívar aportó la organización militar de la que carecía nuestra
generación precursora, la conducción de lo bélico y lo político en manos que
tenían profunda experiencia, carisma, certidumbre y, por último, la verdad
cierta y objetiva de la unidad de la emancipación del mundo hispanoamericano.
En tanto que
Bolívar luchaba para libertar la franja norte de los países sudamericanos, San
Martín luchaba de la misma manera en el sur. En efecto, las fuerzas de estos
dos grandes generales eran las garras de unas gigantes tenazas, los dos
apuntaban, hacia el último fuerte del poderío español, Perú. Como Bolívar, San
Martín era un genio militar, pero de una especie totalmente distinta. Donde
Bolívar era táctico brillante, San Martín era un estratega magnífico y
proyectaba cuidadosamente.
El
pensamiento político de San Martín se basa en la instauración de una Monarquía
Constitucional similar a la de la corona inglesa, ya que esta era la fórmula
adecuada para evitar la entronización de la anarquía en la América española;
asimismo considera que el instaurar monarquías autónomas en los antiguos reinos
indiano-hispánicos sería un antídoto contra su posible disgregación causada por
el incremento de los sentimientos localista. Así es que todos sus esfuerzos se
encaminaron a prepararle el terreno. Conservó la nobleza, nacionalizándola,
tanto para que sirviera de ornato al trono, como para no chocar con la fuerza
social que representaba. Los títulos de Castilla pasaron a denominarse títulos
del Perú. A su lado constituyó la Orden del Sol, para crear una aristocracia
del talento, del valor y las virtudes cívicas. Además, el legado político de
San Martín implica, para todos aquellos movilizados por los valores de la
libertad, del respeto a la voluntad popular, la democracia y el respeto a los
preceptos constitucionales, rescatar el espíritu eminentemente libre desde
donde se asienta la grandeza de sus convicciones de independencia. Por otro
lado el pensamiento y el proyecto político de Simón Bolívar no pueden
comprenderse sino en sintonía con las doctrinas que dieron nacimiento a los
EE.UU. de Norteamérica y a la Revolución Francesa. Siempre creía en la democracia,
su meta final fue esa, las continuas luchas para la creación de sociedades
democráticas en la antigua América española. Simón Bolívar predica con ejemplo
la subordinación de la institución armada, majestad suprema del poder civil de
entonces, sin embargo a pesar del mandato civil, siempre obedeció a la visión
enana de ambiciones envilecidas, por ello nunca perdió dignidad. Tenía la
fuerza, el prestigio, la autoridad moral y la suficiente razón para hacerlo,
sin embargo nunca lo hizo. Tomó siempre el camino de la obediencia
institucional y lo demuestra cuando entrega el mando a Sucre. En conclusión
podemos esbozar que este pensamiento tiene una gran divergencia al pensamiento
de San Martín ya que tiene ideas de integración tanto en el plano económico, social
y político; en el ámbito político, buscaba la integración y defensa continental
de Hispanoamérica frente a la Santa Alianza, EE.UU. y Brasil, además buscaba un
gobierno fuerte para mantener la estabilidad política de esta región y es por
ello que opta por el sistema de gobierno republicano. La República es un
sistema de gobierno en que el poder reside en el pueblo, personificado por un
jefe supremo llamado presidente. Como es de conocimiento, en el Perú se
instauró un sistema republicano que a la vez trajo muchos conflictos internos
con el objetivo de llegar al poder.
Podemos
rescatar que las concepciones políticas sanmartinianas no lograron arraigar
entre los americanos; su patria, Argentina, vivió aciagos días de pugnas
fratricidas; el Perú, tras el colapso del Protectorado sanmartiniano, cayó bajo
la influencia de varios caudillos rivales y sufrió un largo período de caótica
inestabilidad. En tanto que las concepciones políticas bolivarianas aun
muertas, cada día son más fuertes en la vida del continente sudamericano.
Bolívar soñó en la unificación de todos los países en los que luchó, porque
veníamos de raíces similares, pero la ambición y la traición evitaron esta
unificación, que ahora busca manifestarse mediante diversas organizaciones
latinoamericanas.
Día de la Proclamación de la
Independencia del Perú
Palabras históricas del
General Don José de San Martín, en medio de la Plaza Mayor de Lima, aquel 28 de
julio de 1821: "El Perú es desde este momento libre e independiente por la
voluntad general de los pueblos, y por la justicia de su causa que Dios
defiende. ¡Viva la patria! ¡Viva la libertad! ¡Viva la independencia!"
El general argentino,
Don José de San Martín (1778-1850) tenía la idea de que la única manera de
consolidar la independencia en los virreinatos sudamericanos era independizando
el Perú.
Según algunos
historiadores, la firma del acta de la Independencia el 15 de julio por parte
de la aristocracia limeña y la posterior declaratoria el 28 del mismo mes
fueron simples formalidades. La real independencia del Perú se lograría con la
derrota de las tropas realistas acantonadas en los Andes.
La mayoría de los
historiadores coincide que el proceso más antiguo que dio origen a la
independencia del Perú fueron las reformas borbónicas. Este largo periodo en
que una serie de medidas políticas y económicas restrictivas y represivas
provocó que una amplia gama de sectores, criollos, mestizos e indios
participaran en movimientos sociales en los sectores geográficos donde las
reformas afectaron de manera más aguda. Sin embargo, las ideas reformistas que
se expusieron en la época, en los planes políticos de los levantamientos, junto
a algún discurso separatista ligado a un milenarismo indígena, no tuvieron los
resultados inmediatos esperados.
En vez de dividir a la
población en españoles y peruanos o americanos, los levantamientos y rebeliones
separaron a las elites criollas y mestizas de las masas indígenas, pues las
primeras temían que un desborde popular transformase la estructura jerárquica
de la sociedad colonial. Por último, si bien durante esta época se dieron
pugnas entre la elite limeña y la provinciana, éstas no fueron decisivas en el
posterior proceso de independencia, brindando más bien apoyo una vez que los
ejércitos libertadores ya se encontraban en territorio peruano, como en el caso
de las montoneras o las donaciones.
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